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Alimentación vs Nutrición

«Ha llegado el momento de que nos centremos en los alimentos correctos y no en los fármacos inadecuados, la salud comienza por lo que nos llevamos a la boca» Rosa López Monis

Es importante que diferenciemos entre alimentación y nutrición

Existen varias razones por las cuales podemos no obtener los nutrientes que precisamos para nuestro organismo funcione correctamente, entre las cuales están el comer alimentos poco nutritivos, combinarlos mal, no comer la suficiente variedad, padecer algún déficit enzimático o alguna enfermedad inflamatoria intestinal.

La epigenética es la forma en que se expresan los genes dependiendo de factores ambientales y los hábitos de vida. No altera la secuencia de ADN de los genes, pero sí varía su expresión.

Entre los tipos de alteraciones epigenéticas más importantes que se han descubierto hasta ahora destaca la metilación del ADN, un mecanismo vinculado a la aparición del cáncer y sobre el que podemos influir a través de la alimentación.

El entorno y las elecciones personales respecto a la dieta, realización de ejercicio, sueño reparador, descanso, estrés, emociones, tabaquismo, consumo de alcohol . . . influyen en la expresión del código genético positiva o negativamente. Además, los cambio que se producen en el mismo, se pueden transmitir a los descendientes porque afectan también a los óvulos y espermatozoides, dejando su huella en ellos.

Si nuestra elección, en cuanto a la alimentación se refiere, está basada en alimentos que solo aportan calorías vacía, alimentos acidificantes que roban nutrientes a nuestro organismo, entonces empezará a afectarse el proceso de asimilación de nutrientes.

Cuando la dieta es alta en grasas trans, grasas animales, gluten, azúcares refinados, carnes rojas y procesadas, lácteos, refrescos, café torrefacto o descafeinado, pesticidas, plaguicidas, saborizantes, conservantes y otros químicos, nuestro intestino será el primero en sufrir las consecuencias. Se producirá un aumento de la permeabilidad intestinal, lo que llevará que macromoléculas como los péptidos del gluten o la caseína de los lácteos pasen a nuestro interior intactas, sin digerir. A su vez, esto provocará una cascada de reacciones que pueden ir desde reacciones inmunológicas a problemas cognitivos e incluso a un cáncer. Otras muchas sustancias, como vitaminas o minerales, no serán absorbidas correctamente y todo este desequilibrio implicará que suframos una disbiosis intestinal, que no es más que un desequilibrio de nuestro microbioma intestinal, en el que se multiplicarán microorganismo patógenos que liberarán a su vez más tóxicos como el acetaldehído, que es un reconocido carcinogénico.

La colonización microbiana de los intestinos en la primer infancia resulta decisiva para el desarrollo del cerebro y fundamental en las áreas de aprendizaje, la memoria y el control motor.

El intestino actúa como un segundo cerebro, conectados ambos, cerebro e intestino por el 10º par craneal, donde el flujo de comunicación fluye más de abajo arriba que de arriba hacia abajo.

Como resultado de la actividad del tracto gastrointestinal, el individuo obtiene dos importantes beneficios: nutrición, por la digestión y absorción de nutrientes y defensa, por reconocimientos de antígenos extraños y desarrollo de sistemas de prevención y rechazo de posibles agresiones desde el mundo exterior. Ambas funciones dependen no solo de las estructuras propias del tubo digestivo y de su sistema inmune, sino también de la presencia y actividad de las comunidades microbianas que colonizan el intestino.

La microflora o microbioma intestinal es un órgano más, perfectamente integrado en la fisiología del individuo. Los dos elementos funcionales, el tubo digestivo y la microflora o microbioma, son interdependientes y su equilibrio condiciona la homeostasis del individuo dentro de su entorno ambiental.

La microflora intestinal tiene 3 funciones: nutrición y metabolismo como resultado de la actividad bioquímica, protección, previniendo la invasión de agentes infecciosos y funciones tróficas sobre la proliferación y diferenciación del epitelio intestinal y sobre el desarrollo y modulación del sistema inmune.

Información extactada del primer capitual del libro «La dieta bioalcalina» de Rosa López Monis

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