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Astrología, la madre de todas las ciencias

La astrología era conocida hasta hace pocos siglos como la madre de todas las ciencias. Ha existido desde que la humanidad tiene uso de razón y nos encontramos con ella en todas las grandes civilizaciones: egipcia, sumeria, persa, maya, china, india, griega, . . . 

Fue perdiendo visibilidad y credibilidad en Occidente a partir de 1586 cuando fuera condenada por la iglesia, aunque no la persiguió por falta de pruebas científicas, ya que ella misma tampoco se rige por ellas. 

Hasta que en 1666 el ministro francés Jean-Baptiste Colbert prohibiera la astrología, la astronomía no existió por si misma sino como una parte técnica sin nombre propio y subordinada a la astrología. La mayor parte de los inventos fueron hechos por y para la astrología. Galileo Galilei antes de ser perseguido por sostener que la Tierra orbitaba alrededor del Sol, lo fue por ser astrólogo, como también los fueron Nicolás Copérnico y Johannes Kepler, todos ellos padres de lo que posteriormente se ha llamado «astronomía moderna».

Isaac Newton, padre de la física moderna, mostró abiertamente su interés por el estudio astrológico. El 90% de su literatura habla de fenómenos que la ciencia actual todavía no puede explicar, puesto que además de ser astrólogo también era alquimista.

Carl Jung, uno de los psiquiatras y psicólogos más reconocidos, usó las astrología con sus pacientes en consulta. 

Otros personajes históricos que estudiaron y practicaron la astrología fueron: Confucio, Platón, Pitágoras, Aristóteles, Cicerón, Virgilio, Dante Alighieri, Paracelso, William Shakespeare, Baruch Spinoza, Gottfried Leibnitz, Francis Bacon, Lord Byron, Napoleón Bonaparte, Johann Wolfang von Goethe y el padre de la medicina Hipócrates.

Las críticas a la astrología siempre fueron hechas por poderes fácticos a los que no les ha interesado la emancipación y el poder individual que aporta el conocimiento astrológico, o bien por personas que no estudiaron en lo más mínimo aquello que tratan de refutar.

Confucio decía que suponer está bien, pero que averiguar es mejor

El psicólogo y estadístico francés Gauquelin investigó a fondo la astrología con la intención de desacreditarla con pruebas concretas y después de calcular las cartas astrales de 16.000 personas listadas en un importante diccionario biográfico francés del siglo XIX, observó que había una clara correlación entre el momento de su nacimiento y las profesiones en las que destacaron.

Si la astrología ha llegado hasta nuestros días es porque tiene algo más que ofrecer que una sencilla respuesta al anhelo humano de querer conocer el futuro. Es la herramienta más concreta y profunda que existe para conocernos a nosotros mismos.

La astrología, al volverse psicológica, ha perdido en capacidad de predecir hechos concretos pero se ha vuelto más rica en la interpretación. Con la mirada psicológica, vemos que existen maneras creativas de dar un sentido a las partes de nuestra carta o a los tránsitos del momento. Ya no estamos más condenados por el destino colectivo, tenemos más posibilidades de desarrollarnos individualmente. 

Un hecho clave para entender este giro hacia el mundo interno que hizo la astrología, al volverse psicológica, fue el descubrimiento en 1931 de Plutón. Hecho muy reciente que demuestra que está viva y que sigue incorporando elementos a medida que la psique humana evoluciona. 

Plutón remite a la toma de conciencia de nuestra propia sombra,  a lo ineludible e inaplazable que resulta en estos tiempos el darnos cuenta de que todos tenemos, en mayor o menor medida pulsiones destructivas dentro de nosotros.

La imposibilidad de predecir la realidad exterior en esta creciente aceleración y complejidad en la que vivimos, también permite que la astrología psicológica, rigurosa y actual, distanciarse de la pequeña astrología.

No hay ninguna necesidad de creer en algo cuando ya lo hemos puesto a prueba de forma empírica. La astrología no es un conocimiento que requiera de un acto de fe; pero si de una apertura de mente suficiente para considerar la posibilidad de que exista una relación entre el macrocosmos y el microcosmos, así como para ponerse a comprobarla.

Las afirmaciones psicológicas derivadas de nuestra carta natal pueden llegar a ser tan concretas que nosotros mismos, si nos conocemos lo suficiente, podemos contrastar su validez con respecto a nuestra manera de ser y a nuestra forma de ver el mundo. Saber si la astrología tiene o no que ver con nosostros mismos se encuentra al alcance de todo el que quiera tomarse la molestia. El conocimiento astrológico está ahí, de forma más pública y universal que nunca, abierto a todas las constataciones y verificaciones.

El hecho de que las astrología no sea científica sencillamente quiere decir que la ciencia no es capaz de explicarla. El día que la ciencia pueda dar cuenta de cómo funciona el fenómeno astrológico será un gran día para la ciencia. Implicará que ha desarrollado formas de percibir y medir la realidad mucho más sutiles que las actuales. Los astrológos usan símbolos (superconceptos de un altísimo grado de abstracción) y esto dificulta muchísimo que pueda ser traducida al lenguaje científico.

La astrología psicológica se ocupa de estudiar la relación que existe entre nuestra forma de ser y el cielo del instante que nos vio nacer. Jung decía que «somo hijos de un momento y lugar concretos, al igual que un vino, lo es de la añada y de la región particular donde se cultivó».

Al observar una carta natal, el astrológo puede intuir el propósito vital, el «para qué» la vida creó una carta natal como esa en cuanto a la realización personal y profesional. El lenguaje utilizado y las descripciones resultantes se refieren más al mundo del sentimiento que al de los comportamientos, al de las vivencias, impulsos, deseos y significados, más que al de los hechos concretos. Corresponden a la experiencia humana, muchas veces subjetiva y simbólica. 

Solo podemos verificar que la astrología funciona cuando nos atrevemos a mirarnos psicológicamente y nos situamos como sujeto principal de la investigación. No estamos tratando con una materia cuantitativa sino cualitativa, algo sutil como es la psicología humana.

La astrología ya ha vuelto a la universidad a través de Cosmograma, que ha estado presente los últimos años en el Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo en Barcelona.

«La astrología es verificable, si alguien se tomara la molestia de verificarla» Fernando Pessoa

Información extractada del libro COSMOGRAMA, ciencia, psicología y filosofía para UNA ASTROLOGIA DEL SIGLO XXI de ANDRÉS ZUZUNAGA, quien por su trabajo de investigación, actualización y divulgación esta devolviendo a la astrología al lugar que se merece y que junto con un fantástico equipo de colaboradores nos esta acercando una herramienta de conocimiento personal de vital importancia.

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