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La alimentación más adecuada

Para elegir la alimentación más adecuada, sería suficiente con utilizar el sentido común, sino fuera porque hoy en día este es el menos común de los sentidos.

Una cosa  es alimentarse y otra saciar el hambre. No todo lo que se vende y se anuncia es bueno para comer aunque este autorizado por sanidad.

Volver al sentido común y a la alimentación más adecuada pasa por echar mano de algún ingrediente de los que no se encuentran en el supermercado. Responsabilidad y respeto, interés y voluntad por aprender o recordar y, paciencia y compromiso. 

Aunque la mayoría no seamos médicos deberíamos regirnos por el juramento hipocrático que muchos de ellos parecen no entender. «Primero no hacer daño». Nuestro cuerpo y el planeta deberían considerarse sagrados y respetarlos pasa por no comernos nada que nos perjudique.

El interés y la voluntad por adquirir conocimientos,  escuchando o leyendo información al respecto, desde distintas vertientes y sin dejarnos llevar por ninguna tendencias es fundamental para desarrollar nuestra propia sabiduría.

La tercera y no menos importante faceta de este reto hacia una alimentación más adecuada, sería paciencia y compromiso con nosotros mismos para llevar a cabo los cambios de hábitos. No pasa nada si nos equivocamos o caemos en tentaciones no saludables siempre que la intención sea volver a lo sano y que esto suponga la mayor parte de nuestra alimentación.

Pautas básicas de la alimentación más adecuada

Evitar lo que perjudica. Rechazar alimentos procesados y refinados.

Elegir alimentos de buena calidad.  Alimentos reales, de temporada, locales y cuando se pueda ecológicos.

Acostumbrarnos a los sabores naturales de los alimentos.

Comer la mayor variedad posible de alimentos saludables. Guiarnos por la variedad de colores, formas y texturas. 

Que no falten los nutrientes esenciales. Conocer que alimentos nos aportan ciertos nutrientes y encimas impresicidibles para el buen funcionamiento del organismo.

No olvidarse de incluir proteínas saludables. Son los ladrillos de nuestro cuerpo. Elegir las de mejor calidad y menos procesadas.

Incluir las grasas saludables. Denostadas por mucho tiempo son fundamentales en muchos proceso biológicos.

Dedicar tiempo y cariño a informarnos que y como cocinar en cada época del año. Descubrir nuevos alimentos, divertirse experimentando y probando. La actitud frente a la comida es importante.

Para una orientación más detallada sobre estas pautas os sugiero esta conferencia de un referente en nuestro país sobre alimentación saludable, la Dra. Olga Cuevas, que tiene 2 libros publicados para ayudarnos a tomar las riendas de nuestra salud. 

También recomendaría esta conferencia de su hija, Lucia Redondo, sobre las dietas bajas en grasas o los libros de Aitor Sanchez Garcia, además de otros referentes de los cuales ya hable en otros artículos

Solo queda coger las riendas de nuestra alimentación, sin obsesión, pero con responsabilidad y compromiso. Os aseguro por experiencia propia que disfrutaréis descubriendo un mundo nuevo de posibilidades.

Que el alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento. Hipocrates

 

 

 

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