Selenita
La Selenita, a pesar de su fragilidad es el aporte energético para conciliar y arraigar el equilibrio de nuestras emociones, al igual que todos los minerales análogos a la luna; Selenita, del griego Selene, Luna.
Este frágil mineral –yeso cristalizado- que se forma por la evaporación del agua, es uno de los cristales más antiguos utilizados por los sanadores naturales, videntes y hombres y mujeres medicina de todos los tiempos y etnias.
Al situar una Selenita sobre la zona del segundo chacra o para meditar y relajarnos en la zona del entrecejo durante unos minutos varias veces al día no ayuda a encontrar el equilibrio en nuestras emociones y pensamientos cuando algo nos inquieta, nos perturba o nos preocupa.
En todas las tradiciones se ha asociado la selenita con la capacidad de transmitir y emitir mensajes; colocándola en estado meditativo sobre la zona de la cabeza (entrecejo y/o coronilla) se utiliza para canalizar y sintonizar con guías espirituales.
Cuenta la tradición celta que los magos de tiempos antiguos, desde la Atlántida e incluso antes, grababan en el interior de los cristales alargados de selenita, mensajes codificados para recuperarlos en sus próximas vidas, tradición que por vía oral fue transmitida hasta llegar a los alquimistas de la Edad Media, que al verse amenazados por la brutalidad de la Santa inquisición, guardaron en forma de registros energéticos sus secretos en el interior de selenitas para recuperarlos en sus siguientes vidas.